«Venimos a adorarle»

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«Venimos a adorarle»

TEXTO BÍBLICO: Mateo 2, 1-12

1.- LECTURA:

¿Qué dice el texto?

Estudio Bíblico.

He aquí uno de los episodios más bellos de la infancia de Jesús, que ha cautivado y sigue cautivando la imaginación de creyentes y no creyentes, de teólogos, pintores y poetas: el homenaje de los magos. ¿Qué quiere contarnos el evangelista Mateo en este relato? ¿Un acontecimiento histórico, una leyenda, una reflexión teológica dramatizada sobre el alcance universal del nacimiento del Salvador? Quizás un poco de todo eso. Y con mente abierta debemos adentrarnos en los relatos de todo el capítulo segundo, en donde Mateo va tejiendo, a modo de presentación, el perfil de Jesús, el Cristo, el Señor a quien todos los pueblos le rinden homenaje.
Desde la noche de los tiempos, la contemplación de las estrellas ha fascinado a hombres y mujeres de todas las religiones y culturas. Las estrellas les han hablado de Dios y del destino del ser humano y han leído en el cambiante mapa astral acontecimientos decisivos de la historia; han visto en la aparición de una nueva estrella el nacimiento de personajes importantes; han asignado a cada pueblo su estrella o constelación. Han soñado, esperado y rezado mirando a las estrellas.
También la cultura bíblica escudriñó en las estrellas el acontecimiento más importante hacia el que tendía toda la historia de Israel: el nacimiento del Mesías-Rey. La secta judía de Qumrán había llegado incluso a confeccionar su horóscopo. En el libro de los Números (24,17), el profeta astrólogo Balaán contempla en el firmamento cómo «avanza la constelación de Jacob y sube el cetro de Israel».
Sobre este horizonte de historia y de leyenda proyecta el evangelista esta meditación en forma de relato escenificado que contiene ya, en una síntesis, todo lo que nos va a decir a lo largo de su Evangelio: Jesús es el heredero de las promesas de Israel, pero también de la esperanza de todos los pueblos de la tierra; es el Mesías-Rey e Hijo de Dios, pero se revela en la humilde fragilidad del niño, hijo de María; su presencia provoca el rechazo de los suyos y la aceptación de los alejados y extranjeros.
Los que, dejándolo todo, se lanzan decididamente en su búsqueda, lo encontrarán y se llenarán de la «inmensa alegría» (como vemos en el versículo 10) de quienes han entrado, como los magos, en el misterio de la presencia amorosa de Dios (Otros textos que podemos ver son: Mt 5,12; 13,20; 13,44; Lc 1,28; 2,10; 10,20).
La liturgia de la Iglesia ha captado y expresado todo el alcance de la narración de Mateo en el nombre de la fiesta con que celebra la visita de los magos: La Epifanía –manifestación– de Jesús.
La epifanía (por etimología, del griego: επιφάνεια que significa «manifestación») es un acontecimiento religioso. Para muchas culturas las epifanías corresponden a revelaciones o apariciones en donde los profetas u oráculos interpretaban visiones más allá de este mundo.
Pero para nosotros es una fiesta cristiana en la que Jesús toma una presencia humana en la tierra, es decir, Jesús se «da a conocer».
El término epifanía puede entenderse como una traducción del concepto de «gloria de Dios», que indica las huellas de su paso o, para simplificar, su presencia.
La tradición dice que son tres, porque eran tres los presentes o regalos que llevaron, incluso representan a tres razas o culturas conocidas de ese tiempo, Europa, Oriente y África. Pero esto es algo que añadió la tradición por tratarse de una revelación a todos los pueblos conocidos hasta el momento.
Reconstruimos el texto: ¿Dónde nació Jesús y en tiempos de quién? ¿Quiénes se presentaron en Jerusalén y que pregunta hicieron? Además de esa pregunta, ¿Qué más dijeron? ¿Quién oyó esta pregunta y cuál fue la actitud y acciones que tomó? ¿Qué pregunta hizo Herodes a los sacerdotes y letrados? ¿Qué les preguntó Herodes a los magos y que les dijo? ¿Qué les pasó a los magos al ver a la estrella de oriente, hubo dos acontecimientos importantes? Los magos, al entrar a la casa, ¿Qué sucedió? ¿Qué sueños tuvieron los magos?

2.- MEDITACIÓN:

¿Qué me o nos dice Dios en el texto?

Hagámonos unas preguntas para profundizar más en esta Palabra de Salvación:
1. Así como estos hombres de oración y reflexión ¿También yo estoy atento a los signos de los tiempos, donde Dios me habla, es decir en mi historia con mis acontecimientos?
2. El rey Herodes se asustó con la noticia y se sobresaltó ¿Nosotros, cuando escuchamos noticias de Dios para con cada uno de nosotros, donde nos pide un cambio, una acción una nueva forma de ser…. Cómo reaccionamos? ¿Aceptamos a Dios en nuestra vida?
3. Así como estos magos se dejaron orientar. ¿Yo también busco ayuda en mi vida personal y comunitaria para hacer la voluntad de Dios? ¿o simplemente me dejo guiar por mis instintos?
4. Los magos también se dejaron guiar en la noche por la estrella. Esto puede decirnos a nosotros muchas cosas, como por ejemplo si aún ¿en las noches más oscuras sigo lo caminos de la luz de Dios y sigo con perseverancia?
5. Los magos se alegraron de ver a Jesús. Y yo… ¿También me alegra un encuentro con el Señor? No digas un sí muy rápido, recuerda al joven rico que se encontró con el Señor, pero se fue triste. ¿Qué necesito para alegrarme cuando encuentro al Señor?
6. Los magos le entregaron sus presentes. ¿Qué le entregas tú al Señor? ¿Tu orgullo? ¿Tu vanidad? ¿Alguna actitud en la vida que sabes que debes cambiar para ser mejor cristiano?

3.- ORACIÓN:

¿Qué le digo o decimos a Dios?

Orar, es responderle al Señor que nos habla primero. Estamos queriendo escuchar su Palabra Salvadora. Esta Palabra es muy distinta a lo que el mundo nos ofrece y es el momento de decirle algo al Señor. Señor Jesús, hoy vengo a presentarme ante ti. No tengo ni oro, ni incienso ni mirra. Pero tengo mi vida que puedo ofrecerte, Tú conoces mis talentos, y no siempre están a disposición de servirte. Gracias Señor por todo lo que me has dado, sobre todo por mi fe cristiana. Hoy quiero unirme a estos magos que trajeron sus presentes y ofrecerte mi vida. Quisiera estar en el Pesebre como ese “cuarto Rey Mago” que te reconoce como el Señor de todos los pueblos. Acepta Señor la humildad de mi presente: mi vida completa. Acéptame Señor, aquí estoy y haz de mi vida como Tú quieras. Yo soy tu presente, aquí estoy, dame la luz para poder seguirte. Amen. Hacemos un momento de silencio y reflexión para responder al Señor. Hoy damos gracias por su resurrección y porque nos llena de alegría. Añadimos nuestras intenciones de oración.

4.- CONTEMPLACIÓN:

¿Cómo interiorizo o interiorizamos la Palabra de Dios?

Para el momento de la contemplación podemos repetir varias veces este versículo del Evangelio para que vaya entrando a nuestra vida, a nuestro corazón.
Repetimos varias veces esta frase del Evangelio para que vaya entrando a nuestro corazón:
«Venimos a adorarle»
(Versículo 2)
Y así, vamos pidiéndole al Señor ser testigos de su vida y su resurrección para que otros crean.

5.- ACCIÓN:

¿A qué me o nos comprometemos con Dios?

Debe haber un cambio notable en mi vida. Si no cambio, entonces, pues no soy un verdadero cristiano.
Si estoy solo,voy a realizar una oración frente al pesebre o imaginando la escena del lugar sencillo y humilde donde nació Jesús. Voy a mirar al niño y decirle: Yo sé que viniste a salvarme, y aquí estoy, poniéndome en tus manos para que sea un instrumento de tu amor. Y hacer una obra de caridad que demuestre que en verdad sí estoy siguiendo lo que Jesús me pide.
En el grupo,vamos a dialogar sobre los dones que tenemos cada uno, y que a veces no usamos en servicio de los demás. Vamos a ir como grupo a acompañar a personas que tal vez están solas y nadie las visita, hagamos como los magos que fueron a visitar a Jesús y vamos a un hogar de ancianos, a un lugar de niños huérfanos, a una cárcel. Visitemos en nombre de Jesús a nuestros hermanos que están solos.